sábado, 2 de enero de 2010

SUISEKIS Y CETACEO

No todo va a ser montaña. Esta mañana, tras consultar la tabla de mareas, decidí bajar al pedrero a por unos oricios, pero como la Naturaleza manda y pone sus leyes.... no pudo ser. La mar estaba bastante braba y no aconsejaba entrar a ellos, de manera que como siempre hace, es generosa y me ofreció otras de las tantas cosas que tiene reservadas para quien sabe apreciarlas.
Con su relajante solido de fondo, me puse a mirar piedras para futuros Suisekis.
Aquí os muestro algunas que me gustaron.













Con la mochila repleta (y no de lo que me había propuesto), caminé por el viejo pedrero entre vetas de azabache.




y grietas que la bajamar había dejado al descubierto, repletas de pequeños oricios.


Me dirigí, pedrero adelante, hacia donde hace una semana arrastró la mar una ballena de 25 toneladas.



Su estado era ya muy deteriorado por el oleaje y las mareas, estando incluso disgregada en tres grandes trozos.







Extraña sensación la que no obstante se siente, sabiendose uno ante un ejemplar que fué magestuoso y que ha recorrido mares profundos y lejanos y que quien sabe el porqué de su última arribada a esta costa asturiana.


El caso es que me he notado más pequeño e insignificante ante ella.

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