En el montón de leña, del que a lo largo del invierno ira dando cuenta mi chimenea, había un par de troncos que por su relieve, me parecieron idoneos para hacerme una peana. Así es que, manos a la obra y a ver qué sale.
Después de haberle dado un corte, para planificar y sanear la superficie envejecida que tenía el tronco elegido, corto una rodaja, con el cuidado suficiente como para conseguir un espesor igual y la mayor planitud posible.
Afinado a máquina y después manual, de la superficie. Este es el trabajo más costoso y también más importante.
Una vez lijada concienzudamente y como la madera ( Ciprés ) es muy clara, le aplico una mano de tinte, que a su vez hará también de tapaporos.
Completando la mano de tinte.
Con la segunda mano de barniz, este es el aspecto que va adquiriendo
Y finalmente, este es el resultado. Una plantita " Ombligo de la Reina ", plantada en uno de los trabajos artesanales de nuestra amiga Olga y presentada sobre mi primera peana. Espero que os haya gustado. La siguiente debería quedar mejor.