El pasado sábado, compartimos charla, bonsais, mesa, risas..... amistad de la buena, con el amigo Ángel ( antoce ) y el amigo Jaime y claro está, con sus respectivas "Chicas". Al entrar en el jardín de Jaime, me enseña un tejito pequeño resultado de un brotecito que esquejó y ya en el salón me muestra orgulloso una madera de Junípero que le regalé hace unos meses en una visita a mi casa.
Al ver el tamaño de ambos y la forma y textura de la madera, en mi cabeza inmediatamente se diseña con ambos un tanuki de gran belleza, así es que le digo: Jaime, me voy a llevar otra vez la madera..... (extrañeza) y tambien el esqueje de tejo...... (silencio)....... voy a prepararte un tanuki a ver si te gusta, es que parecen hechos el uno a la medida del otro.
He de confesar que este iba a ser mi primer tanuki.
El primer paso forzosamente tenía que ser implicar (en este caso sinónimo de abusar) al amigo Ángel y que aportase la maceta (para algo tiene que valer el tener un amigo ceramista, y de los buenos). No solo la aportó, si no que nos dió a elegir entre las de su estantería. Como iba a ser yo el del trabajo, pues me tocó a mi decidir y acabé inclinandome por una kurama de chamota de grano grueso, tacto de cuero áspero y aspecto rústico, que sin duda daría una personalidad interesante al conjunto.
Os muestro a los protagonistas de esta historia:
Una preciosa madera de Juníperus Comunis, con unos pliegues de gran delicadeza, unos jines elegantes en el ápice ( uno de ellos habrá que convertirle aún en jin ) y una curiosa forma de cabeza de caballito de mar, que le da un toque de personalidad muy interesante.
La kurama con la etiqueta que Ángel adjunta a todas sus obras, en la que hace constar el nº de la maceta, el año de fabricación, la firma por supuesto y en el reverso la temperatura de cocción, material, acabado, medidas y peso. No es frecuente que se hagan kuramas con base de macetas como muestra la 2ª fotografía.
Este hombre es de una perfección sin límites.
Bueno, manos a la obra:
Primer paso trabajar mínimamente el jin que mencionaba anteriormente. No he querido tallarlo más para que vaya en consonancia con los que talló de forma un tanto sencilla la Naturaleza.
Al objeto de que el agua de los riegos no deteriore con el tiempo la base de la madera del tanuki, coloco este sobre un taco de madera tratada, de forma que quede elevado a ras de sustrato.
Polisulfuro cálcico a las maderas muertas y película de vaselina a las venas que fueron vivas.
Me parece fundamental para un mejor y más rápido encallado del arbolito en la ranura,, el encajarlo perfectamente, por lo tanto calibre y fresa del mismo diámetro.
Si se realiza de forma cuidadosa el ajuste será perfecto, de tal manera que incluso no será necesario, en este caso así lo es, ni atar ni clavar.
Esta pequeña ramita tendrá un gran protagonismo, pues está destinada a llenar formando unos palcos, la zona de encima de la cabeza del caballito, para conferirle un equilibrio al conjunto.
Alambro el débil palito que será el futuro tronco, para poder acercar el verde a este y posicionarlo en lo que será la futura formación....... siempre la palabra futuro en bonsai...... aunque siempre también, con un presente lleno de gran disfrute.
Como no es momento de trasplantes, he colocado el arbolito sin apenas tocarle las raíces ( muy abundantes por cierto para su tamaño ), tan solo he retirado el sustrato imprescindible para poder meterlo en la kurama. He llenado los huecos con pomice y este es el resultado.
Lateral derecho
Trasera
Lateral izquierdo
Frente
Pasados unos años estarán semi soldados arbol-madera y el verde comenzará a tomar protagonismo.
Deseoso estoy de que lo disfruten nuestros amigos Charo y Jaime.