Esta piedra, desde luego que es merecedora sobradamente a tener su daiza y lo es ya desde hace tiempo, lo que pasa es que las mil ocupaciones que uno tiene lo han impedido hasta hace unos días.
En esta ocasión y por vez primera he elegido una madera de tejo, con un defecto natural que respetaré y que pienso le conferirá al daiza un carácter añadido muy interesante a mi juicio.
Fresa, gubia, formón y pruebas y más pruebas.
Tanto Jara como Perla, no se quieren perder detalle.
La dureza y lo compacto de esta madera, hacen que se trabaje muy bien, en contra de lo que yo suponía. Posicionado de las patas, lija... mucha lija y probar continuamente.