Hace un mes fuimos a hacer una ruta de montaña, que comienza cerca de este precioso pueblecito. Al regreso paramos a comer una excelente fabada, con un queso de Posada de Valdeón de postre y unos mojitos preparados por Carmen, morenita de allende los mares, que los prepara como nadie. Para bajar un poco la copiosa comida, un paseo por el pueblo, entre horreos centenarios y balcones repletos de geranios. En un lateral de la plaza de la iglesia y en la pared de un pequeño huerto, me llama la atención una preciosa Glicínea, comenzando a florecer. Me acerco y la observo con atención, descubriendo la belleza que encierra en algunas de sus ramas para ser convertidas en bonsai. Me propongo volver un poco más edelante, cuando esté en plena brotación de hojas, momento este ideal para acodar, por el enorme movimiento de sabia.
Hace unos días allá me fuí con el equipo necesario para tal menester.
Le pido permiso al dueño, un afable y dicharachero hombre de edad avanzada, que me hizo compañía mientras me contaba un montón de historias de su ajetreada vida, mezcladas con alguna que otra pregunta sobre "eso de los bonsais.....". Selecciono un par de ramas que me parecen interesantes por sus nudos, su movimiento...etc. Una de las cuales es el objeto de esta entrada. No es frecuente encontrar glicineas con este caracter, ya que es una especie de larguísimas varas, muy cilíndricas y uniformes, después me confesaría mi recien conocido amigo, que muchas fueron las ocasiones en que las cortó a hacho..... " si no, ya habrían llegado a Riofabar " ( pueblo vecino a dos o tres kilómetros), me decía sonriendo......
Tras elegir el lugar exacto, pensando en el futuro nebari o en algún detalle de caracter en la corteza, marco el anillo y sierro esta hasta notar que la sierra ha llegado a la madera. La Glicínea tiene una corteza bastante gruesa.
Retiro con facilidad el anillo de corteza y a continuación rasco la madera para eliminar todo resto de sabia, que pudiera puentear las zonas superior e inferior del anillo y por tanto hacer que fracasase el acodo. También repaso con una fina cuchilla el corte superior dejado por la sierra, para facilitar la emisión de raíces. Este tema me parece de gran importancia, no sé si lo es tanto, pero a mi me gusta hacerlo así.
Aplico ormonas de enraizamiento en polvo, amasadas con agua (utilizo agua de lluvia) para coseguir una masa suave que facilite su untuosidad, cuidando hacerlo solamente en la parte superior del anillo. ( Donde ha de emitir las raíces).
Coloco con mimo, abundante musgo de pelo largo envolviendo el anillo y bajo el plástico negro que le proporcionará la necesaria oscuridad.
La verdad es que ya hasta marca palmito de bonsai y todo.....
Y bueno, así quedó el acodo bajo la protección de la torre de la iglesia, de este pequeño pueblo. Rezaremos para que sean abundantes y sanas las raíces, para dentro de un par de meses.
Cuando vuelvas a controlar el acodo, que volverá, que te cuenten alguna historia de Don Demetrio y seguro que te reirás.
ResponderEliminarUn abrazo.
Oseaaaaa, que sabes donde tengo el acodo, no??? Hay en este pueblo un personaje también un tanto peculiar, que es Honorio el del bar. Hermoso pueblo este.
ResponderEliminarUn abrazo.
¡Estos del bonsái...! Si al final os vais a encontrar los dos acodando la misma glicina jejejej
ResponderEliminarIr por los pueblos, conocer gente, escuchar sus historias, disfrutar de la naturaleza... todo fantástico. Y si encima te llevas para casa un par de ejemplares de glicina "miel sobre hojuelas".
Un abrazo. César.
Es que este Ángel me copia.....
EliminarQué completo es este mundo del bonsai, como dices, César!!! Da para mucho.
Un abrazo.
Hola amigo, tienes buen ojo! Que bonita historia.
ResponderEliminarLa glicina enraíca muy facil en poco tiempo. Suerte con el acodo de un hermoso pueblo.
Un abrazo.
Qué satisfacción, amigo Fredrik !!!!
ResponderEliminarEn efecto se trata de una especie muy agradecida, de fácil enraizado, además de bellísimas flores.
Un abrazo y un placer siempre verte por aquí.
Suerte con ese acodo, es siempre emocionante el momento de descubrir.
ResponderEliminarYa nos mostrarás su evolución.
Un saludo
Gracias Daniel, tienes razón, el momento de retirar el plástico es una pasada. Lo normal es poner bajo el plástico negro, otro trasparente para ver cómo va la emisión de raíces, pero la glicinea es tan abundante en ellas que he prescindido de él.
EliminarSaludos cordiales.
Como envuelves con tus historias y descubrimientos Yoyo...seguro que quedará precioso, todo aquello que llega a tus manos, siempre acaba luciendo en belleza...
ResponderEliminarUn placer visitarte, y disfrutarte ;-)
Muaackss!!
Un millón de gracias, Ginebra.
EliminarTu visita a este blog, tiene el valor añadido de que eres la única persona que no pertenece al mundo del bonsai, de cuantos lo visitan, si bien tu sensibilidad a todo lo que es arte (arte es lo que haces tú con las palabras) hace que seas siempre especialmente bien venida.
Un abrazo.
Una entrada muy bonita, Yoyo. Historias como estas hacen especial este mundo y a los que lo practican. En cuanto al acodo, lo has hecho por el sitio exacto, como dices, marcando porte...
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Ishy.
EliminarCiertamente este mundo de los arbolines, tiene algo especial.
Ya mostraré el momento de separarlo.
Un abrazo.
Disculpar Daniel, Ginebra e Ishi...... no sé el porqué no sale mi nombre en las contestaciones a vuestros comentarios.
ResponderEliminarRecuerdo una ocasión en la que viví una experiencia muy similar a la tuya, pero en esta ocasión no era una Glicinia la protagonista, era una Morera Negra. El propietario también me acompañó mientras hacia el acodo. Como a tí me contó historias de su vida, de su familia, del árbol... Se mostró extrañado de la técnica que utilizaba para reproducir aquella planta, nunca la había visto antes.
ResponderEliminarMeses después, cuando volví por el lugar, los acodos ya no estaban, los habían separado otros en mí lugar. El propietario del árbol deambulaba a lo lejos, pero en esta ocasión se mostraba más huidizo. Cuando me acerquá a preguntarle si sabía lo que había ocurrido, simplemente me dijo:
- Es que creímos que ya no ibas a volver y como ya había echado raíces...
En fin, que me quedé si ellos.
Un abrazo, espero que el final de tu historia no copie al de la mía.
Qué tema, Juan !!!!!!!!
EliminarDame miedo esto que me cuentas!!!!
En este caso yo diría que el paisano de aquella huerta no, el problema es que está el acodo vasi en la plaza, en un pequeño muro que separa la plaza de un huertito.
Lo dejé semi oculto por precaución.
Ya no duermo tranquilo..... jejejej
Espero que no me suceda lo que a ti.
Un abrazo.
Si al final el bonsai además de árboles son historias; si no llega a ser por eso tiro la mitad de mis palitos, que al final nunca serán nada, pero los recuerdos que me traen le añaden el valor del que carecen como piezas.
ResponderEliminarUn abrazo amigo.
Muy bonito esto que dices, amigo Santi.
EliminarTan bonito que es lo más grande del bonsai. Sino hubiese sido por ellos, me hubiese "ido" sin conocer y disfrutar de grandes amigos.
Un abrazo.
Me gusta la rama que has elegido para el acodo, como tu dices tiene ya planta de bonsái, a ver si tienes suerte y no te lo "levantan", porque a mí, como a Juan, ya me levantaron uno. Respecto al otro tema que tenemos tu y yo Ya me he enterado de la fecha 2-3 de noviembre, te contaré cuando tenga todo más preparado
ResponderEliminarUn abrazo.
Ahora me da más miedo todavía que después de leer el comentario de Juan.... cagonlamarrrrrrrrr.
EliminarPues mira qué curioso, sabes tú más que yo del Niemeyer!!!
Gracias y un abrazo.