Aquel castaño viejo, no percibe la belleza de su ocaso, ni el tiempo que transcurre en torno suyo, acaso.... puede sentir el dolor del tallo añejo y de la rama el llanto, mas.... debe de estar ahí en ese campo y algunos días más tener de vida, para ofrecernos la sombra de su cuerpo y dar abrigo al pájaro que anida.
Cuando sea verdad que ya no hay sabia y la muerte se afane con su daga, no ha de temer su tala, que será honrosa.... sin hachas, sin sierras, sin cadenas y sin sogas. Él morirá de pié, de forma airosa.
Le piarán gorriones, le trinarán jilgueros, le arrullarán palomas, le besarán los ciervos.
Yo abrazaré su tronco...... los dos seremos viejos. Una mañana de Abril de 2008, mochila al hombro e ilusión en la mente.... me dirigí a un monte cercano dispuesto a caminar y explorar.La verdad es que no encontré nada interesante, únicamente un castaño del que me gustó su nebari, su tronco y su movimiento. Manos a la obra.... y a la mochila. Lo planté en volcánica y su propio sustrato al 50%, lo metí en bolsa negra tras humedecerlo con B1 y .... ¡oh Naturaleza!..... al cabo de poco más de un mes, tenía estos enormes brotes.
Llegado el invierno, aquellos brotes se habían convertido en estas abundantes y fuertes ramitas futuras, colocadas además muy correctamente para la futura formación.
Es necesario trabajarle el actual ápice, de forma que consiga con ello la conicidad que no tiene ( defecto considerable que tenía, consecuencia del serrado en la recuperación)
Tras un trabajo de alambrado, veo que se va convirtiendo en un árbol con posibilidades.
Y aquí lo teneis en su maceta ya y brotando como un loco.
Dado el tamaño de la hoja en esta especie, tengo por delante una labor de reducción, que no es fácil. Tenía hojas de 14 cm., a ver si las siguientes al menos no superan los 12.
En efecto, ha aumentado el número de hojas y son algo más pequeñas. Lógico...... había que repartir la misma sabia entre más, luego.... tocan a menos.
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