A quienes amamos los árboles, hasta el punto de ir labrándolos diariamente con mimo, cariño y tesón hasta convertirlos en obras de arte vivas, dedicándoles todas nuestras horas en su cultivo y modelado, nos sorprende (quizá más que a otras personas), ver la variedad de fines a los que se destinan algunos árboles en vida.
Después de muertos ..... (matados), tal vez se conviertan en mesita de noche o en mesa camilla, o incluso en ceniza del brasero de esa mesa camilla, los menos afortunados.
Un árbol puede ser el pergamino duradero, sobre el que unos enamorados dejaron un día de forma indeleble sus nombres, como declaración de eterno amor.
El labrador lo aprovechó para fijar fuertemente sobre él, los herrajes para el giro de la portilla de su finca.
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