Siendo honesto, no podría titular esta entrada de otra manera, no en vano los gorilas son los parientes vivos más cercanos al hombre, junto con los chimpancés. Sus expresiones faciales son en ocasiones inquietantemente parecidas a las humanas. La tremenda diferencia es que ellos están en peligro de extinción y nosotros no...... o solo tal vez no, si consideramos nuestra propia inconsciencia.
En fin, el caso es que recientemente y acompañado siempre por mi inseparable y fiel Jara, pateé palmo a palmo un inmenso pedrero en plena costa, donde se pueden encontrar piedras verdaderamente interesantes. De él salieron además de la que hoy os muestro, la manzana y el esquiador que visteis en una reciente entrada.
Como el oleaje bate y remueve en cada pleamar las piedras, habrá que darse una vueltecilla nuevamente cualquier día.
Se trata de una piedra que algunos ya conocéis y que tiene dibujado con gran fidelidad el perfil de cintura para arriba, de un gorila.
Ayer le llegó el turno a su daiza. La he trabajado también en madera de castaño y he extremado el acabado del espesor de las paredes, hasta dejarlas de un milímetro y por lo tanto su peso ha quedado reducido tan solo a unos pocos gramos. De largo tiene diez centímetros.
No es que sean necesarios tales espesores, pero me lo he impuesto como ejercicio práctico.
Recuerdo que alguien me contó, que en unos talleres de bonsai, el maestro ponía como ejercicio práctico a los alumnos, el alambrar un espagueti sin que rompiese por supuesto. Ni que decir tiene la delicadeza que aquellas manos adquirirían para trabajar en el futuro finas ramitas y nuevos brotes.
Bueno, aquí veis el daiza casi terminado, a falta tan solo de ajustar totalmente la piedra, lacar y barnizar.
Un último lavado al primate antes de subir para siempre a su árbol.... perdón, a su trono. No sé qué estaba pensando.
Y aquí está hecho todo un campeón, con la mirada en el horizonte, posando de perfil luciendo esa perfecta oreja derecha y esa achatada nariz, como no podía ser de otra manera.
Se habrá fijado la Naturaleza en este expléndido ejemplar, para luego plasmarlo en la piedra?
Menudos progresos.
ResponderEliminarLo del espaguetti me parece bastante complicado.
Un abrazo.
La verdad es que parece imposible que saliese un espagueti entero y alambrado, pero seguro que conseguía un alto grado de cuidado.
EliminarUn abrazo.
Me parece que te estás haciendo con una colección importante de piedras con su daiza y todo...y no las tienes que regar.
ResponderEliminarBonitas todas las que has enseñado. Enhorabuena.
Un abrazo.
El propósito es ese, Martín, además de disfrutar haciéndolas y esto último está conseguido.
EliminarGracias y un abrazo.
Ese pedrero es una mina, ya te ha proporcionado unas cuantas cosas interesantes. En los daizas sigue la progresión, aunque creo que no deberías obsesionarte con el grosor de sus paredes.
ResponderEliminarFelices Fiestas Yoyo, también para Feli, tu hija, tu madre y todos aquellos a quienes aprecies.
Un abrazo
No es mal sitio este pedrero, no. En cuanto el espesor, lo hago para ganar habilidad con las herramientas y conocer más las frajilidades de las vetas de la madera.
EliminarGracias, Juan, lo mismo os deseo.
De nuevo sorprendiéndonos con esas fantásticas piedras...
ResponderEliminarPor estas tierras tenemos a la por desgracia muy conocida costa da morte, pero es que por esa, tu tierra, la costa en la que recoges tan fantásticos suisekis bien que podría llamarse la de la vida, pues hasta las mismísimas piedras pareciesen cobrarla.
Me encanta.
Sólo me queda desearos unas muy felices fiestas a ambos.
Un fuerte abrazo.
Alberto, campeón.....
EliminarDile a Belén que al lado del pedrero hay una sidrería, verás como te hace coger el coche y para acá.
A ver cuando nos vemos.
Un abrazo.
La piedra preciosa y la daiza espectacular. El conjuntoluce imponente.
ResponderEliminarUn abrazo
Gracias Antonio por tus palabras. Me uno a los seguidores de tu blog.
EliminarSaludos cordiales.
Muy buena piedra y el pedrero ¡menudo cofre del tesoro!. El trabajo del daiza espectacular, al igual que el conjunto con su suiseki, un vivo retrato del de la fotografía, sí señor.
ResponderEliminarYo voy a comenzar a practicar también el alambrado... pero con macarrones de los gordos, para ver si aguantan algo más. Seguro que más de la mitad de los que leímos la entrada nos hemos puesto a intentar alambrar espaguetis ;))))
Felices Fiestas.
Un abrazo. César.
Felices fiestas César y gracias por tus palabras. Será mejor un buen plato de espaguetis con buen chorizo y después, que seguro que está sin hacer, ponernos a alambrar alguno de nuestros arbolitos, no te parece??
ResponderEliminarUn abrazo.
El daiza ha quedado bastante bien. Yo te diría al igual que Juan Liñares que no te obsesiones con el espesor.
ResponderEliminarPor cierto, no he visto al pariente tuyo en Bembibre, seguro que le gustaría el cocido maragato.
Un saludo.
Para el próximo congreso lo llevo y te lo presento, Jose. Pero te advierto.... muerde!
ResponderEliminarReferente a los espesores tendré en cuenta lo que me decis. Gracias.
Saludos.
Te felicito,excelente daiza, muy bien cuidada, y felicitaciones a tu pariente por haber hallado semejante arte de la naturaleza, muy buen ojo!
ResponderEliminarGracias a ti Leandro, por visitar mi blog y por tus palabras. La verdad es que engancha esto de las piedras de una forma intensisima.
ResponderEliminarSaludos cordiales.