viernes, 16 de agosto de 2013

LAS GLICINEAS DE ESPINAREDO ( I )



Hace tres meses exactamente, dejé en el pueblo de Espinaredo (hermoso pueblo),  junto a la iglesia, un par de acodos de Glicinea. Los camuflé un poco con unas hiervas y unos ramajes de la propia planta, pues estaban en una pared de la plaza del pueblo y podían resultar apetecibles para alguien. Ayer me fui a retirarlos y de paso a tomar una sidra en el bar de Honorio, situado justo al otro lado de la pequeña plaza, frente a los acodos.

Funcionó el camuflaje y funcionaron los acodos..... y de qué manera!!!!





Ya en casa, orgulloso por el carácter que ambas poseen, las fotografío y me fotografío entre ellas, deseoso de comenzar el plantado.







Esta será la protagonista de la entrada de hoy y también una maceta regalo de mi amigo Ángel ( Antoce ) será igualmente la coprotagonista de lo que espero resulte el año próximo un bello conjunto.




Hay que contemplar y presentar el árbol e imaginarlo plantado, e incluso florido y formado ( por imaginación que no quede ). Todo ello de forma relajada y en mi rinconcito, con mis árboles y mi jardín japonés ( aún sin terminar), tras de mi...... todo un lujo!!!!!.







Sustrato compuesto al 50% por pomice y akadama de grano medio, bien lavado como debe ser.




Plástico fuera y debajo una gran bola de raíces, aunque solo en un lateral. Recuerdo que cuando hice el acodo, al pelar el anillo ya noté unas zonas con retirada de sabia.




Sierro la madera sobrante que estaba bajo la bola de plástico, con sumo cuidado de no dañar lo más mínimo las raíces.










La Glicinea es propensa a entrecruzar sus largos brotes, por lo tanto hay que eliminar varias ramas pésimamente situadas  y reestructurar el árbol, aunque yo lo haré no en su totalidad, para evitarle un estres excesivo. 










Un suelo de drenaje a base de volcánica y pomice de grano grueso y a fijar y terminar el plantado. He decidido fijar con tensores arriba de momento. Otra fijación no me garantizaría la total inmovilización, tan necesaria  a partir de ahora.







Esta Glicinea tiene un tronco no exento de carácter, si bien necesitado de una limpieza, pues presenta inicio de podredumbre en la madera interior en varias oquedades. De cada una de ellas han salido en desbandada toda una colonia de hormigas, aterrorizadas ante la herramienta que un amigo dentista me regaló y que entraba y rascaba con fuerza las paredes de lo que fue hasta hoy su tranquilo hogar.













Y así a quedado, con un aclarado intenso y a la espera de que retroceda un poco la nueva brotación. Sigue teniendo ramas que no están bien situadas y otras incluso cruzadas, pero eso será otra historia. Otra historia para otro año.